martes, 27 de enero de 2009

El anillo de compromiso

Cuando recibas un anillo de compromiso, te darás cuenta de que es pesado; no pesado como una caja de plomo ni como las vigas en el techo, sino pesado como las dudas que normalmente los cambios llevan. Sí, se puede ver que este círculo de oro parece liviano, pero pesa el dedo que tiene el anillo con la preocupación de sí o no. Te provoca un susto de felicidad si quieres decir sí, pero si quieres decir no, te da la responsabilidad de ser honesto. El anillo te da la oportunidad de cuestionar todo lo que has amado de tu pareja para decidir si vale la pena.

Cuando lo recibas, podrás ver tu reflejo en este brillante oro, y tu cara parecerá distorsionada, como si fueras una pintura de Dalí, y tu nariz estuviera deslizándose por tu mejilla. Es un regalo de amor, pero ¿quién sabe lo que es amor? y si aceptas el anillo, significa que vas a tener un tipo de amor especifico, por la vida entera--el tipo que tu pareja te da, pues la pregunta es ¿quieres tener este amor para toda tu vida?

Mientras que estás pensando en todo eso, ten cuidado con el anillo, si lo pierdes podrías perder el amor que vino con el anillo, o si lo dañas, podría significar que vas a tener un arañazo de dificultad en tu vida de casado, o si lo quieres botar, hazlo rápidamente en un lago profundo para que el anillo pueda quedar escondido junto con tus sentidos de lamento y dolor.

El anillo puede ser un regalo de amor o puede ser el fin de tu amor, pero nadie quiere decirlo cuando lo recibes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario